jueves, 2 de octubre de 2014

"La Geste du Sixième Royaume" de Adrien Tomas

Vuelvo a la carga nuevamente con una obra fantástica francesa, "La Geste du Sixième Royaume" (La Gesta del Sexto Reino) del joven escritor Adrien Tomas. Como dijera en mi crítica a "La Horde du Contrevent", la literatura fantástica francesa suele permanecer en territorio nacional, incluso si ganan premios, como ha ocurrido con la mencionada más arriba y "La Geste du Sixième Royaume", ambas han recibido galardones. Adrien Tomas ganó el premio Imaginales (premio nacional francés para el género fantástico ) 2012 y Alain Damasio, escritor de "La Horde du Contrevent", el Grand Prix de l'imaginaire 2006 para Ciencia Ficción.

5 reinos constantemente en guerra, 5 reinos turbulentos. El sexto reino, un enorme bosque legendario en el medio del continente donde se dice habitan toda clase de animales místicos, el último refugio. Una guerra se avecina, una guerra entre dos fuerzas muy antiguas, la naturaleza y el progreso, el primero como defensor de la tradición, de la conservación de los recursos naturales, de la magia. El segundo como el defensor de la explotación de los recursos, desarrollo de tecnología, la razón, en fin, el progreso en sí. Los distintos reinos tendrán que tomar sus bandos, una serie de personajes seleccionados por las dos fuerzas antiguas tendrán que enfrentarse entre ellos en lo que aparenta ser un enorme e invisible juego de ajedrez.

Adrien Tomas nos deslumbra con su primera novela, es un mundo vasto y muy rico, lo que a veces provoca que las descripciones se tornen un tanto aburridas, hay mucho que explicar. El libro está escrito desde la perspectiva de muchos personajes, no necesariamente protagonistas, abarca a los buenos y los malos, esto nos ayuda a comprender mejor el hilo de la trama. La idea del progreso y la naturaleza nos saca de la habitual guerra entre el bien y el mal, del maniqueísmo o más bien; el mal por el mal y el bien por el bien. La dicotomía se presenta en dos fuerzas que tienen su propio fin, donde un equilibrio debe encontrarse. Tomas escribe de forma límpida, no hay que ser un experto en francés para comprenderle. Juega con muchas ideas tradicionales de la fantasía pero retocándolas con un poco de su estilo (elfos, hombres lobos, dragones), les quita la atmósfera que le es habitual. Una lectura refrescante más que nada.




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