viernes, 17 de octubre de 2014

¿Por qué me gusta la fantasía épica?

He estado algo desconectado del blog y la literatura fantástica, le prometí a dos amigos en particular leer "La Rebelión de Atlas" de Ayn Rand y la trilogía "The Night's Dawn" (4 mil y pico de páginas, uff), space-opera del británico Peter F. Hamilton, lo que quiere decir que he estado sumergido de lleno en la ciencia ficción. Esta vez, en lugar de recomendar alguna saga o libro en particular; haré una breve reflexión de porqué me gusta la fantasía épica o heroica, "high fantasy" como se le llama ahora para diferenciarla de libros como "Harry Potter" o "Crepúsculo". 

La lectura de fantasía épica ha tomado auge en los últimos años sobretodo después de películas como "El Señor de los Anillos", "El Hobbit" o la famosa serie de televisión "Juego de Tronos", soy yo también uno de los iniciados con "El Señor de los Anillos", luego de ver la película me precipité, literalmente, a morder los libros. Ya había oído hablar de la saga pero no fue hasta el éxito taquillero que comenzamos a ver en las estanterías de las librerías de mi país; copias y nuevas ediciones de los libros. Aunque para ser justos, pienso que mi verdadero interés en la fantasía comienza en mi preadolescencia con las largas horas dedicadas a los RPGs (Role-Playing Games), sobresaltando a Zelda o la serie Final Fantasy. Desde entonces he leído un sinnúmero de páginas llenas de magia, color, seres fantásticos y mundos nuevos. Ahora bien, ¿por qué?¿por qué la fantasía y no la ciencia ficción, el realismo fantástico o novelas de corte psicológico más alineadas con mi profesión? La respuesta más corta que suelo dar es "para escapar de la realidad", sin embargo, el verdadero motivo o el primordial, por así llamarle; es la imaginación, la cual considero es la que nos separa realmente de los animales. Considero poseer una mente muy gráfica y las descripciones coloridas que exigen una gran imaginación son como droga para mí. La fantasía épica explora mundos imposibles, a diferencia de la ciencia ficción que explora mundos probables, el primero explota lo que podría ser la conducta de un ser humano en condiciones que no nos son naturales. Por poner un ejemplo, pueden darse situaciones absurdas como ocurre en la hilarante saga "Mundodisco" de Terry Pratchett, un universo donde los dioses son numerosos e influyen de forma directa, aún así, hay ateos, ¿por qué habría de haber ateos en un mundo donde hay una certeza ineludible de que los dioses existen? Peor aún, a costo de un gran riesgo personal ya que los dioses le tienen muy mala voluntad a los ateos. ¿Explorar mundos imposibles? Count me in!

Por otro lado, la fantasía, junto a otros géneros de ficción (novelas detectivescas, fantasía urbana, entre otros) no son aceptados por algunos como parte de la literatura. Hace unos meses estuve en una especie de tertulia con un escritor francés de novelas de detectives para adolescentes, el tema era precisamente si este género literario pertenecía a la familia de la gran literatura. Recuerdo haberle preguntado si era discriminado en Francia por sus escritos y me respondió afirmativamente. Hay una "diáspora literaria" que suele discriminar ciertos géneros hasta el punto incluso de excluirlos del árbol de la literatura, lo que me encuentro ridículo. La literatura, como arte, se infiltra en todos sus distintos géneros. Siempre que me toca "defender" el subgénero hablo de ciertos autores  que exploran aspectos filosóficos, psicológicos, sociales, económicos, lingüísticos, políticos, entre otros, en sus obras. No todo es dragones lanzando fuegos y caballeros con espadas mágicas, sino también, por ejemplo, la construcción de una sociedad, con sus creencias, cultura, historia. El desarrollo de un mundo que no existe y que sea lo suficientemente creíble e interesante para atraer lectores se me antoja un derroche de intelecto, un emblema de lo que la literatura puede ser. Un ejemplo de esto es "Una Canción de Hielo y Fuego" de George RR Martin, mejor conocida como "Juego de Tronos" por el nombre de la serie TV. Martin es meticuloso en su escritura, detalla al dedillo incluso los alimentos y se apoya en eventos de la historia para dar más veracidad a su trama hilvanando una complicada tela con cientos de hilos de todos los colores. Otro autor con el que defiendo la fantasía es con Steven Erikson, sus libros están repletos de filosofía, en cualquier personaje encontramos una visión de la vida que varía desde el nihilismo hasta el existencialismo. Erikson se apoya en sus conocimientos de Antropología y Arqueología para describirnos los distintos tipos de sociedades que convergen en su famosa decalogía "El Libro Malaz de los Caídos". Y así hay innumerables representantes de la fantasía épica.

Si piensa que la fantasía es para niños, se equivoca, en la última década las obras fantásticas para adultos han ido creciendo vertiginosamente. Si piensa que es inmadura, se equivoca, hay representantes del género que profundizan muchísimo en distintas clases de aspectos de la vida. Si se considera un realista y sólo lee libros apegados a la realidad o de la no-ficción, atrévase un día a soñar y navegar por mares desconocidos, nadie sabe qué América descubrirá.




jueves, 2 de octubre de 2014

"La Geste du Sixième Royaume" de Adrien Tomas

Vuelvo a la carga nuevamente con una obra fantástica francesa, "La Geste du Sixième Royaume" (La Gesta del Sexto Reino) del joven escritor Adrien Tomas. Como dijera en mi crítica a "La Horde du Contrevent", la literatura fantástica francesa suele permanecer en territorio nacional, incluso si ganan premios, como ha ocurrido con la mencionada más arriba y "La Geste du Sixième Royaume", ambas han recibido galardones. Adrien Tomas ganó el premio Imaginales (premio nacional francés para el género fantástico ) 2012 y Alain Damasio, escritor de "La Horde du Contrevent", el Grand Prix de l'imaginaire 2006 para Ciencia Ficción.

5 reinos constantemente en guerra, 5 reinos turbulentos. El sexto reino, un enorme bosque legendario en el medio del continente donde se dice habitan toda clase de animales místicos, el último refugio. Una guerra se avecina, una guerra entre dos fuerzas muy antiguas, la naturaleza y el progreso, el primero como defensor de la tradición, de la conservación de los recursos naturales, de la magia. El segundo como el defensor de la explotación de los recursos, desarrollo de tecnología, la razón, en fin, el progreso en sí. Los distintos reinos tendrán que tomar sus bandos, una serie de personajes seleccionados por las dos fuerzas antiguas tendrán que enfrentarse entre ellos en lo que aparenta ser un enorme e invisible juego de ajedrez.

Adrien Tomas nos deslumbra con su primera novela, es un mundo vasto y muy rico, lo que a veces provoca que las descripciones se tornen un tanto aburridas, hay mucho que explicar. El libro está escrito desde la perspectiva de muchos personajes, no necesariamente protagonistas, abarca a los buenos y los malos, esto nos ayuda a comprender mejor el hilo de la trama. La idea del progreso y la naturaleza nos saca de la habitual guerra entre el bien y el mal, del maniqueísmo o más bien; el mal por el mal y el bien por el bien. La dicotomía se presenta en dos fuerzas que tienen su propio fin, donde un equilibrio debe encontrarse. Tomas escribe de forma límpida, no hay que ser un experto en francés para comprenderle. Juega con muchas ideas tradicionales de la fantasía pero retocándolas con un poco de su estilo (elfos, hombres lobos, dragones), les quita la atmósfera que le es habitual. Una lectura refrescante más que nada.