He estado algo desconectado del blog y la literatura fantástica, le prometí a dos amigos en particular leer "La Rebelión de Atlas" de Ayn Rand y la trilogía "The Night's Dawn" (4 mil y pico de páginas, uff), space-opera del británico Peter F. Hamilton, lo que quiere decir que he estado sumergido de lleno en la ciencia ficción. Esta vez, en lugar de recomendar alguna saga o libro en particular; haré una breve reflexión de porqué me gusta la fantasía épica o heroica, "high fantasy" como se le llama ahora para diferenciarla de libros como "Harry Potter" o "Crepúsculo".

Por otro lado, la fantasía, junto a otros géneros de ficción (novelas detectivescas, fantasía urbana, entre otros) no son aceptados por algunos como parte de la literatura. Hace unos meses estuve en una especie de tertulia con un escritor francés de novelas de detectives para adolescentes, el tema era precisamente si este género literario pertenecía a la familia de la gran literatura. Recuerdo haberle preguntado si era discriminado en Francia por sus escritos y me respondió afirmativamente. Hay una "diáspora literaria" que suele discriminar ciertos géneros hasta el punto incluso de excluirlos del árbol de la literatura, lo que me encuentro ridículo. La literatura, como arte, se infiltra en todos sus distintos géneros. Siempre que me toca "defender" el subgénero hablo de ciertos autores que exploran aspectos filosóficos, psicológicos, sociales, económicos, lingüísticos, políticos, entre otros, en sus obras. No todo es dragones lanzando fuegos y caballeros con espadas mágicas, sino también, por ejemplo, la construcción de una sociedad, con sus creencias, cultura, historia. El desarrollo de un mundo que no existe y que sea lo suficientemente creíble e interesante para atraer lectores se me antoja un derroche de intelecto, un emblema de lo que la literatura puede ser. Un ejemplo de esto es "Una Canción de Hielo y Fuego" de George RR Martin, mejor conocida como "Juego de Tronos" por el nombre de la serie TV. Martin es meticuloso en su escritura, detalla al dedillo incluso los alimentos y se apoya en eventos de la historia para dar más veracidad a su trama hilvanando una complicada tela con cientos de hilos de todos los colores. Otro autor con el que defiendo la fantasía es con Steven Erikson, sus libros están repletos de filosofía, en cualquier personaje encontramos una visión de la vida que varía desde el nihilismo hasta el existencialismo. Erikson se apoya en sus conocimientos de Antropología y Arqueología para describirnos los distintos tipos de sociedades que convergen en su famosa decalogía "El Libro Malaz de los Caídos". Y así hay innumerables representantes de la fantasía épica.
Si piensa que la fantasía es para niños, se equivoca, en la última década las obras fantásticas para adultos han ido creciendo vertiginosamente. Si piensa que es inmadura, se equivoca, hay representantes del género que profundizan muchísimo en distintas clases de aspectos de la vida. Si se considera un realista y sólo lee libros apegados a la realidad o de la no-ficción, atrévase un día a soñar y navegar por mares desconocidos, nadie sabe qué América descubrirá.
Si piensa que la fantasía es para niños, se equivoca, en la última década las obras fantásticas para adultos han ido creciendo vertiginosamente. Si piensa que es inmadura, se equivoca, hay representantes del género que profundizan muchísimo en distintas clases de aspectos de la vida. Si se considera un realista y sólo lee libros apegados a la realidad o de la no-ficción, atrévase un día a soñar y navegar por mares desconocidos, nadie sabe qué América descubrirá.